PERCY GRAINGER
(Melbourne 1882 – Nueva York 1961)

The Power of Rome and the Christian Heart

(El poder de Roma y el corazón cristiano) – (1947) – 13’

JOSÉ R. PASCUAL-VILAPLANA
(Muro, Comunidad Valenciana 1971)

Oihartzunak

ConcIertO para trompa y banda

(2021) – 17’

I. Bilbo
II. Edeta
III. Barcino

PAUSA 20’

IDA GOTKOVSKY
(Calais, Francia 1933)
90.º aniversario del nacimiento de la compositora

Concerto pour grande orchestre d’harmonie

(1994) – 30’

I. Lyrique
II. Expressiv
III. Obstiné

COMENTARIo

por José R. Pascual-Vilaplana

En la temporada que versa sobre el discurso del poder y la revuelta, había que plantear las diversas vertientes que bañan el poder. Nos planteamos recuperar dos obras fundamentales que demuestran el poder de la banda en el activismo artístico y la revolución que supone romper los estereotipos que sobre ella se mantienen.

Percy Aldridge Grainger (Melbourne, 1882 – Nueva York, 1961) estaba destinado a ser uno de los pianistas más relevantes de su época. Tras dejar su Australia natal y una vez concluido el período como estudiante en Frankfurt y en Londres, se marchó a los Estados Unidos en 1914, donde trabajó como músico militar en Nueva York. Allí aprovechará los materiales fonográficos sobre música tradicional que, con el impulso de su amigo Edvard Grieg, había recogido en Inglaterra para crear diversas partituras en las que lo importante era reflejar el carácter de quien hacía la música tradicional mediante un lenguaje renovador y muy ecléctico. Su última composición pensada para banda fue The Power of Rome and the Christian Heart, un encargo de la League of Composers norteamericana en 1947 para conmemorar su vigésimo quinto aniversario, y dedicada al prestigioso maestro Edwin Franko Goldman, que cumplía setenta años. Realmente, Grainger hizo una versión para aparte de la obra de orquesta que escribió en 1943. En el proceso de creación de la partitura que comienza, como idea, en 1918, habían pasado dos guerras mundiales. Un objetor de conciencia convencido, como era Grainger, escribía estas notas de la obra: «Así como los primeros cristianos se encontraron en conflicto con el poder de la antigua Roma, en todo momento y en todo lugar, la conciencia individual tiende a sentirse amenazada por las fuerzas de la autoridad, especialmente en tiempo de guerra. Los hombres que odian luchar se ven obligados a ser soldados […]. La visión de los jóvenes reclutas practicando con la bayoneta durante la Primera Guerra Mundial me dio el primer impulso para esta composición […]. No es música programática, sino el desarrollo de sentimientos musicales que nacen de pensar la gloria eterna del alma en conflicto con los poderes fácticos…» Este conflicto entre conciencia y realidad se pone de manifiesto en una partitura de denuncia un gran contraste tímbrico con una agógica muy llamativa que pone de relieve el contraste entre el ritmo y la expresividad. Quizás sea ésta una de las obras de banda más revolucionarias de su tiempo y una pieza que, aún hoy, desprende una modernidad abrasadora.

Ida Gotkovsky (Calais, 1933) celebra su noventa aniversario, y su música todavía emana un compromiso estético y ético. La banda, la orchestre d’harmonie, cuenta con varias obras que han marcado su evolución artística a lo largo del siglo XX, como las de Holst, Schmitt, Grainger, Husa, Badings, Blanquer y, cómo no, de la maestra Gotkovsky. Hija de emigrantes rusos, se formó musicalmente en el conservatorio de París, donde fue alumna de Olivier Messiaen o de Nadia Boulanger, entre otros maestros. Su Concerto pour grande orchestre d’harmonie (1984) es sin duda una de las partituras fundamentales para entender la banda como vehículo de expresión artística al más alto nivel. Sus tres movimientos –llamados “Lyrique”, “Expressif” y “Obstiné”– desarrollan todos los recursos rítmicos y expresivos de los distintos grupos de color que encontramos en el seno de la banda. A modo de concerto grosso, estos grupos van dialogando y mutando los materiales rítmicos, armónicos y melódicos en una partitura llena de virtuosismo técnico e interpretativo.

En medio de estos dos monumentos de la literatura bandística, la BMB incluye el concierto para trompa y banda llamado Oihartzunak (ecos, en lengua euskera). Esta obra responde al encargo que me hizo el solista de trompa Juanma Gómez para ser interpretado en un concierto de la Banda Municipal de Bilbao en 2021, dentro de los actos de celebración del 125 aniversario de la formación vizcaína, de la que Gómez fue miembro al inicio de su vida profesional. Con estructura clásica en tres movimientos –“Bilbo”, “Edeta” y “Barcino”–, encontramos ecos sonoros de la vida del solista a través de sus tres ciudades fundamentales: Bilbao, donde nace y comienza la vida musical; Llíria (Edeta), donde desarrolla su aprecio por la banda (es miembro de la Banda Primitiva de Llíria), y Barcelona, ​​donde vive y trabaja como solista de la OBC. La música evoca elementos del folclore de los tres lugares, además de citas propias de la literatura para trompa, que se superponen a modo de caleidoscopio sonoro. La partitura quiere aprovechar tanto el virtuosismo técnico como la expresividad del solista al que va dedicada.

Tener poder no puede disociarse de tener responsabilidad. La música a un lado tiene el poder de ofrecer un espacio de arte nuevo y renovador que hay que redescubrir y potenciar. Mantengamos la conciencia responsable que nos anima a mostrar y difundir este poder.