SOFIA GUBAIDULINA
(Chístopol 1931)

Musical Toys 

(1969) 18’

So be it 

para violín, contrabajo, piano y percusión

(2013) – Estrena nacional – 15’

Introitus 

para piano y orquesta de cámara

(1978) – 25’

Ricardo Descalzo, Piano

Barcelona Modern Ensemble

Orquestra de cordes Conservatori del Liceu

Xavier Pagès-Corella, dirección

BARCELONA MODERN ENSEMBLE: Clara Saleiro, flauta / Ivan Alcanzo Castellarmau, oboe (invitado) / Clara Caminas Furcarà, fagot (invitada) / Léo Beltoise, violín / Celia Johé, violín (invitada) / Patricia Torres, viola (invitada) / Amaia Ruano, violonchelo / Cristina Membrive, contrabajo (invitada) / Carolina Santiago Martínez, piano / Ismael Azidane, percusión / Xavier Pagès-Corella, director / Demian Luna, director artístico

ORQUESTRA DE CORDES CONSERVATORI SUPERIOR LICEU:
PRIMEROS VIOLINES Blanca Albert Vañó / Anastasua Salazar / Olivia Cortese Vallvé / Alba Panadés Palou / Elisabeth Barquero Fernández SEGUNDOS VIOLINES Ignacio Ruiz Martín / Juan David Laliena Mayor / Alba Ramírez De Ramon VIOLAS Leidy Laura Díaz Barrios / Eliezer Samuel Rengifo Ross / Ainara Quijada Delgado VIOLONCHELOS Alejandro Díaz Carrascosa / Clàudia Pérez Rivas

comentario

por Ricardo Descalzo

El presente programa presenta tres obras de sendos períodos en la carrera compositiva de Sofia Gubaidulina, artista reconocida como una de las figuras clave en la creación contemporánea.

La primera pieza que escucharemos es Musical Toys, obra escrita en 1969 para piano solo y que sería la última que escribiera en esta modalidad para el instrumento con el que se había formado y que tanto había amado. Se trata de 14 pequeñas piezas que son a su vez estudios de estilo, sonido y expresión.

Sofia recuerda sus inicios pianísticos y cómo echaba de menos un repertorio más atractivo y colorido. Muchos años después, escribió esta obra para sí misma, para la niña que fue, acercándose al mundo del juego y la infancia a través de una infinita paleta de colores, recuerdos, misterios y experimentación.

Las diferentes piezas presentan dificultades muy contrastadas y estilos muy diversos. No se trata tanto de una colección de piezas para niños como de una visión adulta de la infancia. De hecho, muchos de los números que la componen son más adecuados para las salas de concierto que para el trabajo con los más pequeños. En la obra encontramos referencias al jazz, al mundo de los juguetes, a la naturaleza, a la fantasía y a la añoranza, con momentos de gran virtuosismo y bravura. Sus sugerentes títulos son:

I. Mechanical Accordion
II. Magic Roundabout
III. The Trumpeter in the Forest
IV. The Magic Smith
V. April Day
VI. Song of the Fisherman
VII. The Little Tit
VIII. A Bear Playing the Double Bass and the Black Woman
IX. The Woodpecker
X. The Elk Clearing
XI. Sleigh with Little Bells
XII. The Echo
XIII. The Drummer
XIV. Forest Musicians

En agosto de 2009 tuve la suerte de vivir una memorable experiencia en Hamburgo ofreciendo un recital privado para Sofia Gubaidulina y algunos amigos, interpretando toda su música para piano. Entre los asistentes estaba el compositor Viktor Suslin, persona entrañable, gran amigo de Sofia y compañero de experiencias musicales durante toda su vida. La obra So be it (Que así sea) está dedicada a él a modo de homenaje tras su fallecimiento en 2012.

En un tiempo en el que tantas cosas se consumen con brevedad y sin reflexión, esta música parece anclarnos en la presencia de un momento de meditación íntima y de respeto: la esencia de un discurso profundo, cargado de significado y emoción y plasmado en el papel con sencillez y cordura.

La obra recorre uno a uno todos los estadios asociados a la pérdida, culminando con un bellísimo coral final entre el piano y el vibráfono tras haber recorrido un abanico de emociones intensas.

La pieza, escrita para una formación inusual en 2013 (violín, contrabajo, piano y percusión) nos propone una música de madurez alejada de artificios y banalidades. Música de verdad. Música esencial.

Escrito en un solo movimiento de algo más de 20 minutos de duración en 1978, Introitus es una obra meditativa y lírica exenta de emocionalismos, pero cargada de momentos de gran tensión y dramatismo.

Con Introitus, Sofia Gubaidulina inicia un ciclo de obras de contenido religioso. De hecho, según palabras de la propia compositora, ella no escribe música laica; toda su música tiene, de una manera u otra, un contenido religioso.

El título hace referencia al canto introductorio de la misa católica, y se desarrolla como una entrada simbólica a un mundo meditativo y espiritual de gran profundidad.

A través de su discurso declamado y lamentoso, cada grupo instrumental (vientos, cuerdas y piano) muestra unas características específicas únicas en la obra, creando un simbolismo propio.

La obra transcurre entre múltiples texturas diferentes: microcromática (la parte más anclada en el mundo físico), cromática, diatónica y pentatónica (la sección más pura), trazando un camino simbólico de ascenso espiritual que culmina, en la última parte de la pieza, con la unificación de todos los materiales y un final enigmático en el registro agudo del piano que crea un extraño momento de encantamiento.

Ayudará en la escucha saber que la descripción de la obra como concierto para piano y orquesta puede confundir, pues la parte del piano solista no se presenta en la forma habitual explotando el virtuosismo y el contraste con la parte orquestal; más bien, el instrumento solista se integra dentro de la orquesta de una manera humilde para enriquecer la sonoridad global y servir de mediador entre la gran variedad de estadios y texturas de la obra.

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