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por Eva Marxen

El término magal, del wólof “mago”, se puede traducir por “celebración” o “conmemoración”, y designa las festividades y peregrinaciones principales de la tariqa muridiyya, una de las principales hermandades sufíes de Senegal. Aunque la presencia del islam en África occidental se remonta a la Edad Media, es durante el siglo XIX cuando se consolida como la confesión mayoritaria en territorios como Senegal, y el sufismo –la vía mística del islam– se convierte en la principal rama devocional.

Es en el marco de esta ola de conversiones masivas al islam que emerge la muridiyya como una tariqa específicamente senegalesa. Fundada a finales del siglo XIX por Cheikh Ahmadú Bamba Mbacké, hoy en día es una de las hermandades principales del país tanto en número de adeptos como en relevancia social, política y económica. Pero la figura de Cheikh Ahmadú Bamba trasciende su papel como líder religioso y es reivindicado también por ser uno de los referentes de la resistencia no violenta contra la colonización francesa.

En tanto que rama del sufismo o tasawwuf, el muridismo se caracteriza por una práctica más concreta y afectiva en la que la recitación, a menudo musicada, del Corán y de otros textos relevantes, como poemas o casidas escritos por el fundador de la hermandad o por otras figuras significativas, constituyen una de las principales vías de acercamiento a Dios. A ellas se añade la recitación del dhikr, zikr o rememoración de Dios, que consiste en la repetición rítmica de los diversos nombres de Aláy de otras palabras o frases con el objetivo de establecer esta conexión íntima con Dios y mantener su presencia. Aunque esta rememoración la practican de forma individual muchos grupos musulmanes, en el caso de las ramas sufíes, como el muridismo, esta práctica tiene una dimensión colectiva.

En Senegal, tanto el dhikr como la recitación de casidasy del Corán son un elemento central de la práctica ritual de las dahíras. Estas son entidades que agrupan a fieles de una misma ciudad o barrio y que estructuran tanto la práctica cotidiana como la organización y la participación en otras festividades o magales. Aunque en algunos casos se utilizan instrumentos, sobre todo de percusión y de cuerda, lo más destacable es la voz cantada, que domina y marca el ritmo de cada sesión. Suele ser un canto coral repetitivo, que favorece la introspección de los discípulos y discípulas, pero con alguna voz que periódicamente destaca y ayuda a marcar el cambio de estrofa.

El Magal Porokhane es una de las dos grandes festividades propias del calendario ritual del muridismo. La principal es el Gran Magal de Touba, la peregrinación anual en honor del fundador de la tariqa, Cheikh Ahmadú Bamba, a la ciudad santa de Touba, sede de la hermandady lugar de sepultura del fundador. Conmemora el exilio de Cheikh Ahmadú Bamba y reúne a miles de peregrinos, con la asistencia de los principales líderes de la hermandad, así como de varias figuras de relevancia política y económica del país. La segunda peregrinación más relevante es el Magal Porokhane, que tiene lugar en la ciudad de Porokhane, en la región senegalesa de Kaolack, en honor de Mame Diarra Bousso, madre del fundador de la tariqa y figura de especial relevancia dentro de ésta. Destaca por el hecho de que, sin ser una festividad exclusivamente femenina, las mujeres de la tariqa tienen en ella un papel relevante y protagonista.

En este sentido, y desmintiendo los estereotipos que a menudo pesan sobre el papel de las mujeres en el islam, dicho papel es especialmente relevante en el marco de la muridiyya, sobre todo teniendo en cuenta que la tariqa reconoce el derecho a recibir una educación en el islam a hombres y mujeres por igual. Destaca, de entrada, la importancia de la figura de Mame Diarra Bousso como una de las figuras más relevantes de la cofradía, y única mujer dentro del mundo musulmán africano en cuyo nombre se celebra una peregrinación de la magnitud del Magal Porokhane. Asimismo, es también remarcable el papel que han tenido muchas de las descendientes de Cheikh Ahmadú Bamba en la estructura de la tariqa. Pero más allá de estas grandes figuras, las mujeres tienen también un papel fundamental en el funcionamiento cotidiano de buena parte de las dahíras, en su mayoría mixtas.

Las dahírasconstituyen un espacio de encuentro de la comunidad senegalesa en la diáspora, también en Barcelona. La diáspora senegalesa es una de las comunidades migradas desde África occidental más numerosa de la ciudad. Como otras comunidades dispersadas, la senegalesa trata de acompañar y ayudar a sus miembros, vehiculando relaciones y redes de apoyo mutuo entre las personas en la diáspora y también con el lugar de origen. Y en este contexto, dahírascomo la de Jazbul Khoulob –principal dahíramuridí de Barcelona– y la de Mame Diarra, formada por las mujeres de la primera, tienen un papel fundamental a la hora de facilitar la práctica religiosa más cotidiana, pero también la participación en las grandes celebraciones de la tariqa, especialmente el Gran Magal de Touba y el Magal Porokhane. Ante la dificultad de viajar a Senegal para llevar a cabo la peregrinación a la manera original, la comunidad senegalesa de Barcelona organiza su propia celebración, reuniendo a sus miembros para una jornada de oración y recitación. Desde que existe presencia senegalesa en Barcelona se organizan ambos magales, aunque inicialmente se trataba de una celebración reservada a la comunidad. En el caso de la dahíra Jazbul Khoulob, desde su fundación en 2009, ha organizado cada año tanto el Gran Magal de Touba como el Magal Porokhane. En los últimos años, este tipo de magaleshan ido creciendo y se han convertido en un espacio y un momento de visibilización de la cultura y la tradición senegalesas presentes en Barcelona.

En colaboración con la Oficina d’Afers Religiosos:

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