MIQUEL LLOBET
(Barcelona, España 1878-1938)

Plany

El Testament d’Amèlia

Cançó del Lladre

El Noi de la Mare

JOHANN SEBASTIAN BACH
(Eisenach, Alemania 1685 – Leipzig, Alemania 1750)

Suite en la menor BWV 997

(originalmente en do menor)

Prelude

Fuge

Sarabande

Gigue & Double

FERRAN SOR
(Barcelona, España 1778 – París, Francia 1839)

Fantaisie élegiaque, op. 59

EDUARDO SAINZ DE LA MAZA
(Burgos, España 1896 – Barcelona, España 1981)

Platero y Yo

Platero
La Muerte
El Loco
Paseo
La Azotea

La duración aproximada del concert es de 60′

Johannes Monno, Guitarra

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por Ferran Pisà

A finales del siglo XIX, los músicos españoles quisieron forjar un estilo nacional equiparable al que ya tenían las grandes naciones europeas. Para lograrlo, se inspiraron en la música de la España meridional y escribieron versiones clásicas de fandangos y zapateados, además de incorporar recursos idiomáticos de la guitarra como arpegios, rasgueos y fórmulas cadenciales del folclore andaluz. Muchos autores hicieron una gran carrera adscribiéndose a esta corriente, pero también hubo otros que prefirieron explorar nuevos lenguajes y desmarcarse del estilo estandarizado. Es el caso de Llobet y de Sainz de la Maza, dos autores barceloneses que supieron encontrar su estilo alzando la mirada hacia Europa.

Miquel Llobet (1878-1938) fue un guitarrista de una personalidad singular que dio conciertos por toda Europa y América interpretando principalmente transcripciones del repertorio canónico para piano. La composición en sí nunca le interesó mucho; en cambio, el juego de la variación y la reelaboración le divertía bastante más. Esta preferencia es fácil de constatar si prestamos atención a las exquisitas armonías y a las ingeniosas texturas de sus Cançons catalanes.

Llobet llegó a ser tan popular, que guitarristas de toda España venían a formarse con él. Éste fue el caso de Eduardo Sainz de la Maza (1903-1982), que llegó a Barcelona con solo trece años. Su carrera como intérprete fue breve y modesta, y se centró en la docencia y la composición. Desarrolló un lenguaje para guitarra propio que sintetizaba influencias del impresionismo francés y del jazz americano. En la suite Platero y yo encontramos interesantes representaciones musicales de escenas literarias de la novela de Juan Ramón Jiménez.

El también barcelonés Fernando Sor (1778-1839) escribió la Fantaisie élégiaque, op. 59,hacia el año 1836 en memoria de su alumna Charlotte Beslay después de que muriera al dar a luz a su primer hijo. El primer movimiento establece el tono fúnebre con arpegios disminuidos y descensos cromáticos, mientras que el segundo es una marcha fúnebre que, alternando tonalidades mayores y menores, oscila entre la añoranza y el placer del recuerdo.

Aunque J. S. Bach (1685-1750) nunca escribió nada para laúd, las piezas de la llamada “obra para laúd de Bach” forman un corpus excepcional. Completa el programa de nuestro concierto la suite BWV 997, concebida originalmente para instrumento de tecla y adaptada al laúd por otra persona a finales del s. XVIII. Entre sus movimientos destacamos el misterioso preludio, la fuga laberíntica y el brillante double de la giga.

INSTRUMENTS

GUITARRA – SIMPLICIO
Número de inventario: MDMB 1444
Francisco Simplicio, 1874-1932
Barcelona, 1924

Formado como ebanista, Francisco Simplicio entró como único aprendiz en el taller barcelonés de Enrique García y tomó el relevo en 1922, tras la muerte de su maestro. Las guitarras de Simplicio destacan por su elaborada ornamentación, como podemos ver en las molduras, la marquetería y el trabajo de grabado en la pala de esta guitarra. Un detalle pequeño pero notable es la bandera española en miniatura que encontramos en el mosaico del puente: este símbolo indica que el instrumento estaba destinado a la exportación. El Museu de la Música adquirió esta guitarra a Miguel Ángel Cherubito en 1992. Presenta molduras alrededor de la tapa armónica, del fondo y de la abertura acústica. Los materiales utilizados son jacarandá, abeto, cedro, boj y hueso.

GUITARRA
Enrique García, 1868-1922
MDMB 1700
Barcelona, 1913

Enrique García comenzó su carrera como guitarrero en el taller de José Ramírez en Madrid. En 1893, obtuvo el primer premio en la Exposición Universal de Chicago, un mérito que destacaría en las etiquetas de sus guitarras posteriores. En 1895 se trasladó a Barcelona para abrir un taller en la calle Aragón y posteriormente, en 1904, se estableció en el Paseo de Sant Joan, donde permaneció hasta su fallecimiento. Gracias al apoyo de intérpretes como Domingo Prat o Francesc Tàrrega, quienes tocaban sus guitarras, logró una gran reputación internacional. Esta guitarra llegó al Museu de la Música en 2007, gracias a la donación de Juan Cortes-Russell. Presenta diferentes líneas de colores alrededor de la abertura acústica. Los materiales utilizados son hueso, jacarandá, abeto, cedro, marfil y metal.

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