HEINRICH SCHÜTZ
(Bad Köstritz, Alemania 1585 – Dresde 1672)

Musicalische Exequien, SWV 279-281

(1635-1636)

III. Canticum B. Simeonis “Herr, nun lässest du deinen Diener in friede fahren”, SWV 281

I. Konzert in Form einer teutschen Begrägnis-Messe, SWV 279

II. Motette “Herr, wenn ich nur Dich habe”, SWV 280

La durada aproximada del concert és de 40′

COMENTARIO

por Martí Sancliment

L’ASCENS DE L’ÀNIMA

El siglo XVII trajo consigo guerra, miseria y peste a Europa. La muerte estaba por todas partes, atravesada solo por la esperanza de una paz eterna. Esta fe se expresaba en forma de plegarias y melodías, alabando a Dios y rogando por el triunfo del bien. La atracción de Schütz por los dilemas morales de su tiempo puede leerse entre líneas en sus composiciones. Se trata de música al servicio del texto, armonías que dramatizan las emociones y que pretenden liberar las almas turbulentas de los oyentes devotos.

La historia relegaría más tarde el nombre de Schütz a un rincón de la memoria. Quien había sido uno de los compositores más originales e importantes de su tiempo tuvo que ser escuchado a través del legado de sus sucesores, los cuales recogieron la síntesis que hizo entre lo mejor de la tradición concertante y policoral italiana y la esencia de la tradición coral y polifónica alemana y luterana.

Alguien que sí conoció las cualidades del compositor alemán fue el noble Heinrich II de Reuss-Gera quien, en 1635, encargó a Heinrich Schütz la composición de un panegírico fúnebre para sus propias exequias. Los textos escogidos, extraídos del Antiguo Testamento y también de la tradición luterana del siglo XVI, transmiten la identidad y el carácter devoto de Heinrich II y, a su vez, expresan la imagen de un Dios benévolo y de la muerte como un descanso feliz, portadora de la paz eterna. Schütz era consciente de haber compuesto el primer réquiem en lengua vernácula, y definía su obra como «un concierto con forma de misa funeral alemana» en el que los distintos motivos melódicos acentúan con belleza las palabras. La obra puede entenderse también como un gran credo, una enorme composición coral dividida en tres partes en las que se alternan momentos solísticos y policorales acompañados instrumentalmente. La primera parte, para coro y solistas, fue pensada para acompañar el cuerpo del difunto todavía en la tierra, y se basa en las palabras grabadas en el féretro. En la segunda parte, más breve, el doble coro interpreta el motete Herr, wenn ich nur Dich habe a partir del pasaje bíblico procedente del salmo 73 y utilizado en el sermón funerario central. Por último, la tercera parte presenta la ascensión del alma y su llegada al cielo a través de la versión luterana del Nunc dimittis o Canto de Simeón con el cántico Herr, nun lässest du deinen Diener, interpretado por el segundo coro desde las alturas.

Hoy será el Cor Jove Nacional de Catalunya, bajo la dirección de Manel Valdivieso, quien hará frente a esta imponente obra maestra del Barroco, un dulce lamento cargado de grandeza y serenidad.

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