JULI GARRETA
(Sant Feliu de Guíxols 1875 –1925)

Mar plana

(1901) – 7

 

CARLOTA BALDRÍS
(El Vendrell 1960)

Cabòries

(2002) – 4

 

ROBERT GERHARD
(Valls 1896 - Cambridge 1970)

Sonata para violonchelo y piano

(1964) – 16

I. Allegro molto energico
II. Grave
III. Molto vivace

 

PAUSA 10

 

JULI GARRETA

Sonata en Fa para violonchelo y piano

(1923) – 38

I. Poco a poco, agitado
II. Muy despacio
III. Final. Deprisa

 

El CD Mar Plana ha sido editado por FICTA con el apoyo de la Asociación Joan Manén y de Alain Garioud.

ROMAIN GARIOUD, VIOLONCHELO
DANIEL BLANCH, PIANO
COMENTARIO

por Albert Fontelles-Ramonet

Julio Garreta es considerado uno de los grandes maestros de la música catalana del siglo XX. Admirado por Igor Stravinsky, Manuel de Falla o Joaquín Turina, compuso una serie de obras de corte claramente romántico muy influenciadas por la música europea de raíz germánica. Desde muy joven, cultivó la música de cámara y mostró cierto interés por el violonchelo, para el que escribió varias obras en un solo movimiento con acompañamiento de piano. Una de ellas es Mar plana; estrenada en 1901 por Bonaventura Dini y Enric Granados en el Teatro Novedades de Sant Feliu de Guíxols, evoca el paisaje ampurdanés de la playa de Sa Conca de S'Agaró. Más ambiciosa y compleja es la Sonata en Fa para violonchelo y piano. Estrenada en 1923 en el Palau de la Música Catalana por Blai Net y Pau Casals –al que dedicó la obra–, responde al modelo clásico de sonata tripartita arraigada a la tradición germánica. Pau Casals y Bernardí Gálvez la popularizaron durante los años veinte, pero a partir de 1930 desapareció de los programas de concierto. Según Mariano Vinyas, esta obra fue una de las preferidas de Garreta, especialmente el adagio "muy expresivo" del segundo movimiento.

Cabòries es una obra original para contrabajo y piano en un solo movimiento de la compositora y pedagoga de El Vendrell Carlota Baldrís. Una obra de juventud, de cariz ecléctico, que evoca los viajes en tren durante la época de estudiante de la autora: «Ir en tren te obliga a parar físicamente y propicia que la mente divague libremente; pensamientos y preocupaciones van y vienen, se entrelazan con los de los otros viajeros, con la mirada perdida en el infinito. Finalmente, se llega a la estación y los viajeros siguen su vida», relata Baldrís.

Robert Gerhard fue uno de los compositores e intelectuales catalanes que la Guerra Civil obligó a exiliarse. Durante la década de 1960, en Londres, Gerhard rehízo una antigua sonata para viola y piano ―compuesta en 1948― y la convirtió en una sonata para violonchelo. Estrenada en Londres en el año 1965 y dedicada al matrimonio Chaplin, la sonata se articula en tres movimientos: el primero, de carácter rítmico; el segundo, de carácter introspectivo y elegíaco, y el tercero, muy vivo. A lo largo de la obra, destaca la alternancia de la esencia de la música popular con una aproximación al lenguaje serialista. De hecho, algunos musicólogos apuntan que, en el tercer movimiento, aparece citada una canción popular de origen incierto, que podría ser Copla de corro, recogida por Felip Pedrell, maestro de Gerhard. La Sonata para violonchelo, que en su momento empezó una reflexión profunda en torno a la técnica serial, nos muestra la genial heterodoxia de uno de los compositores catalanes más universales de todos los tiempos: Robert Gerhard.

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