RICHARD WAGNER
(Leipzig 1813 - Venecia 1883)

Idilio de Sigfrido

(1870) - 17 '

 


GUSTAV MAHLER
(Kalischt, Bohemia, actual República Checa 1860 - Viena 1911)

La canción de la tierra

Sinfonía para tenor, barítono y orquesta
Sobre textos de Hans Bethges, Die chinesische Flöte
(1908) - 63 '

I. Cant bàquic de laflicció de la terra
II. El solitario en otoño
III. De la juventud
IV. De la belleza
V. Lembriac a la primavera
VI. La despedida

Michael Schade, tenor
José Antonio López, barítono

ORQUESTA SINFÓNICA DE BARCELONA Y NACIONAL DE CATALUÑA
MATTHIAS Pintsch, DIRECCIÓN
MICHAEL Schade, TENOR
JOSÉ ANTONIO LÓPEZ, BARÍTONO

 

PRIMERS VIOLINS  Birgit Kolar*, concertino invitada / Maria José Aznar /   Sarah Bels / Ana Galán / Natalia Mediavilla / Katia Novell / María Pilar Pérez / Anca Ratiu / Jordi Salicrú / Gabriel Graells* / Diédrie Mano* / Ariana Oroño* / Oleksandr Sora*  SEGONS VIOLINS Alexandra Presaizen,  solista / Maria José Balaguer / Patricia Bronisz /  Mireia Llorens / Melita Murgea/  Josep Maria Plana /  Sei Morishima* / Marina Surnacheva* / Yulia Tsuranova* / Elitsa Yancheva* VIOLES Cristina Pozas*, solista invitada / David Derrico / Christine de Lacoste / Franck Heudiard / Sophie Lasnet / Michel Millet / Miquel Serrahima / Andreas Süssmayr / Jennifer Stahl VIOLONCHELOS Jose Mor, solista / Vincent Ellegiers / Marc Galobardes / Jean Baptiste Texier / Carolina Bartumeu * / Jordi Claret * / Carmen Enjamio * CONTRABAJOS Christoph Rahn, solista / Dmitri Smyshlyaev, asistente / Josep Mensa / Matthew Nelson / Albert Prat  FLAUTES  Francisco López, solista / Beatriz Cambrils / Ricardo Borull, piccolo, / Sara Ureña * OBOES Dolores Chiralt, asistente / José Juan Pardo / Pau Roca, corno inglés CLARINETES Josep Fuster, asistente / Francisco Navarro / Luis Casanova * / Lidia Tejero *, clarinete en mib / Alfons Reverté, clarinete bajo FAGOTS Ignacio Soler *, solista invitado / Noé Cantú / Slawomir Krysmalski, contrafagot TROMPAS Juan Manuel Gómez, solista / Joan Aragón / Juan Conrado García, asistente / Jose Antonio Soria * / Ivan Carrascosa * TROMPETAS Mireia Farrés, solista / Adrián Moscardó / Andreu Moros * TROMBONES Eusebio Sáez, solista / Vicente Pérez / Raúl García, trombón bajo TUBA Daniel Martínez * TIMBALAS Fernando Llopis *, solista invitado PERCUSIÓN Juan Francisco Ruiz / Ignasi Vila / Miquel Angel Martínez * / Manuel Rueda * ARPA Magdalena Barrera, solista / Louise Grandjean * CELESTA Dolores Cano * MANDOLINA Publio Delgado *

ENCARGADO DE ORQUESTA Miquel Serrahima  
RESPONSABLE DE DOCUMENTACIÓN MUSICAL Begoña Pérez
RESPONSABLE TÉCNICO Ignacio Valero
PERSONAL DE ESCENA Luis Hernández *

* Colaborador

COMENTARIO

por Luis Gago

El primer manuscrito que se conserva de Das Lied von der Erde (La canción de la Tierra) fecha de julio de 1908 y contiene la primera versión de "Der Einsame im Herbst" (aunque con el título original de Hans Bethge, "Die Einsame im Herbst", con una persona poética femenina). A partir de aquí, el resto de las canciones vieron la luz velozmente ya principios de septiembre la obra estaba terminada. Mahler debía quedar enamorado por las palabras que el antólogo dedica a Li Po, el principal poeta de la colección, autor de cuatro de los siete textos de Die chinesische Flöte (La flauta china) que Mahler seleccionó para Das Lied von der Erde: "Convertir en poesía la belleza volátil, inefable y expuesta al viento de este mundo, la eterna tristeza y el enigma de todos los seres. Toda la melancolía sombría del mundo arraigó a su pecho, e incluso en los momentos de gran dicha no se puede liberar de las sombras de la tierra. 'Transitoriedad' es la huella de su sentimiento que nos mantiene constantemente alerta ".

Consciente más que nunca de la cercanía de su propia muerte, reciente y lacerante aún la pérdida de su hija Maria, con su capacidad de turbación intacta ante la magnificencia del mundo exterior, sabiéndose transitorio también él, Mahler encontró en estos poemas el compendio perfecto de todos los temas filosóficos que lo habían inquietado desde su juventud. Y es paradigmático que el músico hallara inspiración en un momento tan difícil de su vida en Oriente, tan admirado por su filósofo de cabecera, Arthur Schopenhauer, y por dos de los poetas que más admiró, Rückert y Goethe, ambos con una poderosa presencia en su obra. Es posible que, como señaló Theodor Adorno, estemos en realidad ante un Oriente estilizado y en cierta medida falso y fuertemente retocado tras pasar por el tamiz occidental, pero no es menos cierto que fue capaz de suscitar en Mahler su música más hedonista y, lo que es más importante, más sincera o, escuchada casi un siglo después, más creíble, una cualidad que otras obras suyas han ido perdiendo gradual e implacablemente con el paso del tiempo.

El grueso de la producción de Mahler bascula entre la sinfonía y el lied (tanto orquestal como con piano). Das Lied von der Erde participa de los dos géneros, más aún que otras sinfonías que ya habían recorrido previamente a la voz humana para expresar aspectos fundamentales de la intrahistoria de la composición. Aquí el lied se hace sinfonía y la sinfonía se hace lied, y un estudio de los borradores y el proceso de gestación de la obra revela que ni siquiera el mismo Mahler tenía claro en qué género encuadraba su nueva composición, ya que seguía procedimientos divergentes en la composición de lieder y de sinfonías. Lo que sí es evidente es que Das Lied von der Erde es mucho más que una simple sucesión de canciones, a la manera, por ejemplo, de los Kindertotenlieder o los Lieder eines fahrenden Gesellen. La obra tiene una estructura unitaria muy clara, ya que las cinco primeras canciones forman la mitad de un díptico que se completa con "Der Abschied", mucho más extensa y ambiciosa, que presenta, a su vez, una forma bimembre: el todo se presenta como un recorrido por diferentes facetas de la vida hasta llegar al umbral de lo desconocido. Dentro de las primeras canciones encontramos una alternancia de sentimientos, de percepciones, siempre en la línea del enfrentamiento entre opuestos tan característico de la filosofía oriental: las confiadas al tenor respiran un clima de exaltación, mientras que las encomendadas al barítono (o la contralto) se suman en la contemplación. Para el primero, la naturaleza, la vida misma, es un modelo de esplendor; el segundo, en cambio, percibe que todo es transitorio, pasajero. Un repara en la embriaguez del ahora; el otro tiene su vista puesta sólo en el después. Y no se trata de presentar dos personajes contrapuestos, sino de mostrar la complementariedad de los dos que, en definitiva, son uno solo: Mahler es tanto el borracho en primavera como el solitario atribulado en otoño que confiesa que posee -y así era en la realidad- un corazón cansado.

La música de Mahler refleja a la perfección estos contrastes tan acusados: tiene tanto la fuerza de la primavera como la nostalgia del otoño. Y en muchos casos se vale de gestos musicales orientalizantes, fundamentalmente el uso de escalas pentatónicas y un notable despliegue de instrumentos de percusión. El momento culminante de la obra es, sin embargo, el extenso despedida, que parece que no se quiere terminar nunca, con estos Ewig (Eternamente) resonante una y otra como ecos que se resisten incluso a perderse en la lejanía. No es tampoco difícil encontrar aquí vestigios de Wagner, uno de los compositores que más admiraba Mahler, que consideraba su Tristan und Isolde la culminación absoluta de los dramas musicales. Pocos meses antes de empezar a componer Das Lied von der Erde, Mahler había hecho su presentación en el Metropolitan de Nueva York dirigiendo Tristan y sus acuerdos debían continuar resonando aún en su cabeza cuando abordó la obra que hoy escucharemos, que comparte programa con elIdilio de Sigfrido, Un regalo de Wagner para el 33 aniversario de su mujer Cosima, que estrenó en la privacidad doméstica de su casa en Tribschen el día de Navidad de 1870. Es un Wagner pequeño, delicado, clásico, melódico, el tema principal se somete sin parar a lo que Arnold Schönberg llamó años después la "variación desarrollada".

LETRAS

GUSTAV MAHLER

Das Lied von der Erde

I. Das Trinklied vom Jammer der Erde

Schon winkt der Wein im gold'nen Pokale,
Doch trinkt noch nicht, Erst sing'ich euch ein Lied!
Das Lied vom Kummer
Soll auflachend in die Seele euch Kling.
Wenn der Kummer naht,
Lean Wüst die Gärten der Seele,
Welkt hin und stirbt die Freude, der Gesang.
Dunkel ist das Leben, ist der Tod.

Herr Dieses Haus!
Dein Keller birgt die Fülle diciembre goldenen Wein!
Hier, diese Laute nenn'ich mein!
Die Laute Schlager und die Gläser LEER,
Das sind die Dinge, die Zusammen pasan.
Ein Voll Becher Wein zur Recht Zeit
Ist mehr wert, los alle Reiche dieser Erde!
Dunkel ist das Leben, ist der Tod.

Das Firmamento Blauter Ewig und die Erde
Wird lange fest steh'n und aufblühn im Lenz.
Du aber, Mensch, wie lang lebst denn du?
Nicht Hundert Jahre darist du dicho ergötzen
An all dem Mörsch Tande dieser Erde!

Seht dort hinab! Im Mondchein auf den Gräbern
Hockt eine wild-gespenstische Gestalt-
Ein Aff'ist s! Huertos ihr, wie sein Heulen
Hinausgellt in den süssenn Duft diciembre Lebens!

Jetzt nehmt den Wein! Jetzt ist se Zeit, Genossen!
Leert eure gold'nen Becher zu Grund!
Dunkel ist das Leben, ist der Tod!

II. Der Einsame im Herbst

Herbstnebel wallen bläulich überm See;
Vom Reif bezogen stehen alle graso;
Man meint, ein Künstler habe Staub von Jade
Über die trabajo Blut ausgestreut.

Der Susse Duft der Blumen ist verflogen;
Ein Kalter Wind beugt ihre Stengel nieder.
Bald werden die verwelkten, gold'nen Blätter
Der Lotosblüten auf dem Wasser zieh'n.

Mein Herz ist mudas. Meine kleine Lampe
Erlosch mit Knistern, se gemahnt mico han den Schlaf.

Ich komm'zu decir, traute Ruhestätte!
Ya, gyb mir Ruh ', ich hab' Erquickung not!

Ich weine viel in meinen Einsamkeiten.
Der Herbst in mein Herzen währt zu lange.
Sonne der Liebe willst du nie mehr Scheinin,
Um meine bittern Trans mild aufzutrocknen?

III. Von der Jugend

Mitten in dem kleinen Teiche
Steht ein Pavillon aves Gruner
Und aves Weisser Porzellan.

Wie der Rücker herramientas Tigers
Wölbt die Brücke sich aves Jade
Zu dem Pavillon hinüber.

In dem Häuschen Sitz Freunde,
Schön gekleidet, Trinken, plaudern,
Manche Schreiber Verse nieder.

Ihre seidnen Armel gleiten
Rückwärts, ihre seidnen Mutz
Hocken Lustig Tief im Nack.

Auf diciembre kleinen Teich Stiller
Wasserfläche zeigt sich alles
Wunderlich im Spiegelbilde,

Alles auf dem Köpfe stehend
In dem Pavillon aves Gruner
Und aves Weisser Porzellan;

Wie ein Halbmond steht die Brücke,
Umgekehrt der Bogen. Freunde,
Schön gekleidet, Trinken, plaudern.

IV. Von der Schönheit

Junge Mädchen pflücken Blumen,
Pflücken Lotosblumen an dem Uferrande,
Zwischen Busch und Blättern Sitz sie,
Sammeln Blut in den Schoss and rufen
Sich einan Neckereien zu.

Gold'ne Sonne webt um die Gestalten,
Spiegelt sie im Blanken Wasser wider.
Sonne spiegelt ihre Schlanker Glieder,
Ihre Süßen Augen wider,
Und der Zephir hebt mit Schmeichelkosen
Das Gewebe ihrer Armel auf, Führt den Zauber
Ihrer Wohlgerüche durch die Luft.

O Sieh, was tummeln sich für schöne Knaben
Dort an dem Uferrand auf mut'gen Rossen,
Weithin glänzend wie die Sonnenstrahl;
Schon zwischen dem Geäst der grünen Weiden
Trabt das jungfrische Volk einher!
Das Ross diciembre einen wiehert Fröhlich auf
Und Scheut und saust dahina,
Uber Blumen, graso Wank hin die Hufe,
Sie zerstampfen JAH im Sturm die hingesunk'nen Blut.
Hei! Wie flattern im Taumel seine Mahn,
Dampf Heiss die Nüstern!
Gold'ne Sonne webt um die Gestalten,
Spiegelt sie im Blanken Wasser wider.

Und die schönste von den Jungfrau'n senda
Lange Blicke IHM der Sehnsucht nach.
Ihre Stolze Haltung ist nur Verstellung.
In dem Funkeln ihrer Großen Augen,
In dem Dunkel ihre heissen Blick
Schwingt klagend noch die Erregung ihre Herzens nach.

V. Der Trunkene im Frühling

Wenn nur ein Traum das Leben ist,
Warum denn MUH und plagio '?
Ich trinke, bis ich nicht mehr kann,
Den Ganz, lieben Tag!
Und wenn ich nicht mehr Trinken kann,
Weil Kehl 'und Seele voll,
Sonido tauml 'ich bis zu meiner Tür
Und schlafe wundervoll!
Was Hör ich beim Erwachen? Horch!
Ein Vogel singt im Baum.
Ich frag'ihn ob schon Frühling sei,
Mir ist los wie im Traum.
Der Vogel zwistchert: Ya!
Der lenz ist da, sei kommen über Nacht!
Aves tiefstem Schauer lauscht 'ich auf,
Der Vogel singt und lacht!
Ich Fülle mir den Becher nieve
Und leer 'ihn bis zum Grund
Und singe, bis der Mond erglänzt
Am Schwarzen Firmamento!
Und wenn ich nicht mehr Singen kann,
Sonido Schlaf 'ich wieder ein,
Was geht mich denn der Frühling an?
Lasst mich betrunken sein!

VI. der Abschied

Die Sonne scheidet Hinter dem Gebirge.
In alle Talero steigt der Abend nieder
Mit seinen Schatten, die voll Kühlung sind.
O Sieh! Wie eine Silberbarke schwebt
Der Mond am blauen Himmelssee herauf.
Ich spüre herramientas trabajo Wind Weh'n
Hinter den Dunklin Fichter!

Der Bach singt Voll Wohllaut durch das Dunkel.
Die Blumen Blassó im Dämmerschein.
Die Erde atmet voll von Ruh 'und Schafer,
Alle Sehnsucht will nun trauma.
Die Müden Menschen geh'n heimwärts,
Um im Schlaf vergess'nes Glück
Und Jugend nieve zu lernen!
Die Vögel Hocken still in ihren Zweig.
Die Welt schläft ein!

Se wehet Kühl im Schatten meiner Fichter.
Ich stehe hier und Harre Mein Freund;
Ich Harre sein zum letzten Lebewohl.
Ich sehne mich, o Freund, and einer Seite
Die Schönheit Dieses Abend zu Genießer.
Wo bleibst du! Du lässt mich lang allein!
Ich Wandle auf und nieder mit meiner Laute
Auf Wegen, die vom Weich Crase schwellen.
O Schönheit! O Ewiger Liebens - Lebens- trunk'ne Welt!

Er Stieg vom Pferd und reichte IHM den Trunk
Desde Abschied dar.
Er fragte ihn, wohin er führe
Und auch warum se müsste sein.
Er spracht, seine Stim.ne war umflort: Du, mein Freund,
Mir war auf dieser Welt das Glück nicht hold!
Wohin ich geh '? ich wand 're in die Berge.
Ich suche Ruhe für mein einsam Herz.
Ich Wandle nach der Heimat, meiner Statte.
Ich Werde niemals in die Ferne schweifen.
Still ist mein Herz und harret seiner Stunde!
Die liebe Erde allüberall
Blüht auf im Lenz und Grunt aufs nieve!
Allüberall und Ewig blauen licht die Fern!
Ewig ... Ewig ...

LETRAS

GUSTAV MAHLER

La canción de la Tierra

I. Canto báquico de la aflicción de la tierra

El vino ya brilla en la dorada copa
¡pero no bebáis todavía, antes os cantaré una canción!
el canto de la aflicción
os ha de sonar con risas en el alma.
Cuando se acerca la pena
yacen desiertos los jardines del espíritu,
se marchitan y mueren la alegría, el canto.
Sombría es la vida, oscura es la muerte.

¡Señor de esta casa!
¡Tu bodega atesora la abundancia de vino dorado!
¡Aquí, declaro mío este laúd!
Tocar el laúd y vaciar los vasos
he aquí las cosas que realmente hacen juego.
¡Una buena copa de vino en el momento justo
vale más que todos los reinos de esta tierra!
Sombría es la vida, oscura es la muerte.

El firmamento es eternamente azul, y la tierra
permanecerá inmutable largo tiempo y florecerá en primavera.
Pero, tú, hombre, ¿cuánto tiempo vives tú?
¡Ni siquiera cien años se te permite divertirte
con las frágiles futilidades de este mundo!

¡Mirad allá abajo! A la luz de la luna, sobre las tumbas
se agacha una figura salvaje y fantasmal...
¡Es un simio! ¡Escuchad cómo su lamento
resuena por todas partes, en el suave perfume de la vida!

¡Tomad ahora el vino! ¡Ahora es la hora de disfrutarlo!
¡Vaciad vuestros dorados vasos hasta el final!
Sombría es la vida, oscura es la muerte.

II. El solitario en otoño

Las nieblas otoñales ondean, azules, sobre el mar;
toda la hierba se cubre de escarcha;
se diría que un artista ha extendido polvo de jade
sobre las delicadas flores.

El aroma dulce de las flores se ha evaporado,
un viento frío dobla los tallos.
Pronto flotarán las mustias y doradas hojas
de las flores de loto sobre el agua.

Mi corazón está cansado. Mi pequeña linterna,
se apaga crepitando, y me invita al sueño.

¡Voy hacia ti, querido último lugar de reposo!
¡Sí, dame reposo. necesito tanto alivio!

Lloro muchísimo en mi solicitud.
El otoño en mi corazón ya dura demasiado.
Sol del amor ¿ya no quieres brillar más
para secar con ternura mis amargas lágrimas?

III. De la juventud

En el centro del estanque
hay un pabellón hecho de porcelana
verde y blanca.

Como el lomo de un tigre,
se arquea el puente de jade
hasta llegar al pabellón.

Dentro de la casita, se sientan amigos,
bellamente vestidos, beben, conversan
algunos apuntan versos.

Sus mangas de seda resbalan
hacia atrás, sus sombreros de seda
caen, bellos, por la nuca.

Sobre la tranquila superficie
del pequeño lago todo se muestra,
maravillosamente como una imagen de espejo.

Todo se ve al revés
en el pabellón de porcelana
y de blanca porcelana.

El puente parece una media luna,
con su arco invertido. Los amigos,
bellamente vestidos, beben, conversan.

IV. De la belleza

Chicas jóvenes cogen flores,
cogen flores de loto cerca de la orilla.
Se sientan entre arbustos y hojas,
acumulan flores en su regazo y se hacen
burla entre ellas.

El sol dorado se mueve en torno a las imágenes,
las refleja sobre el agua resplandeciente.
El sol refleja sus esbeltos miembros,
sus dulces ojos,
y el céfiro levanta con caricias aduladoras
la tela de sus mangas, se lleva la magia
de sus agradables perfumes a través del aire.

Oh, ¡mira qué bellos jovenzuelos! Cabalgan
allà, en la orilla, con valerosos caballos,
brillan a lo lejos como rayos de sol.
¡Ya entre el ramaje de los verdes sauces
galopa el joven gallardo!
El caballo de uno de ellos relincha alegremente,
y duda y cae.
Sobre las flores y la hierba vacilan las pezuñas,
pisan precipitadamente como una tormenta las desmayadas flores.
¡Ay! ¡Cómo aletean en el éxtasis sus crines,
y humea calurosamente el hocido!
El sol dorado se mueve en torno a las imágenes,
las refleja sobre el agua resplandeciente.

Y la más bella de las jovencitas le dirige
largas miradas de anhelo ardiente.
Su actitud orgullosa es solo disimulo:
en el estallido de sus inmensos ojos,
en la oscuridad de su mirada
agita aún pesarosa la excitación de su corazón.

V. El borracho en primavera

Si la vida no es más que un sueño,
¿para qué, entonces, el esfuerzo y la pena?
Bebo hasta que no puedo más
¡durante todo el día!
Y cuando ya no puedo beber más
porque la garganta y alma están llenas,
vacilo hasta mi puerta
y duermo maravillosamente.
¿Qué oigo al despertarme? ¡Escucha!
Un pájaro canta en un árbol.
Le pregunto si ya es primavera.
Para mí es como un sueño.
El pájaro gorjea: ¡Sí!
La primavera ya ha llegado, ha venido durante la noche.
Con el más profundo asombro, prestaba atención,
¡el pájaro sonríe y canta!
¡Lleno de nuevo la copa
y el vacío hasta el final
y canto hasta que la luna brilla
en el oscuro firmamento!
Y cuando ya no puedo cantar más
me duerno otra vez.
¡Qué me importa la primavera!
¡Dejadme estar borracho!

VI. La despedida

Se despide el sol tras las montañas,
abate la tarde en cada valle
con sus sombras, llenas de frío
¡Oh, mira! Como una barca de plata flota
la luna alta en el azul del cielo.
Noto el soplo de un viento suave
detrás de los abetos sombríos.

El arroyo canta muy melodiosamente a través de la oscuridad.
Las flores palidecen a la luz del crepúsculo.
La tierra respira llena de sosiego y reposo.
Todo anhelo quiere ahora soñar.
Los hombres cansados vuelven a su hogar
para reaprender en el reposo
la felicidad y la juventud olvidadas.
Los pájaros se acurrucan en sus ramas.
¡El mundo descansa!

Sopla un viento frío en la sombra de mis abetos.
Estoy aquí y espero a mi amigo.
Espero su último adiós.
Deseo, amigo, a tu lado
disfrutar de la belleza de este atardecer.
¿Dónde estás? ¿Me dejas mucho tiempo solo!
Camino de un lado a otro con mi laúd
por senderos cubiertos de hierba tierna.
¡Oh belleza! ¡Oh mundo embriagado de amor y de vida eterna!

Descabalgó y le alargó la copa
de la despedida.
Le preguntó hacia dónde iba
y también por qué debía ser así.
Habló, y su voz estaba anegada de lágrimas: ¡Oh, amigo mío!
La fortuna no fue benevolente conmigo en este mundo!
¿Hacia donde voy? Voy errando por los montes
buscando reposo para mi corazón solitario.
Hago camino hacia la patria, hacia mi hogar.
Nunca más volveré a recorrer el mundo.
¡Mi corazón está tranquilo y espera su hora!
¡La querida tierra florece por todas partes
en primevera y se llena de verdor nuevamente!
Por todas partes y eternamente resplandece de azul la lejanía!
Eternamente! ... Eternamente! ...

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