El director Juanjo Mena , una de las batutas españolas más internacionales, vuelve este fin de semana con la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña para hacer frente a un programa formado para obras de Poulenc, Beethoven, Ginastera y Lutoslawski .

Los pianistas Josep Colom , uno de los solistas más aclamados de nuestro país, y Alberto Rosado , interpretarán el Concierto para dos pianos y orquesta de Francis Poulenc , partitura con la que el compositor francés llegó a su madurez y que podremos disfrutar en L’Auditori de Barcelona en una interpretación excepcional. Esta obra fue encargada por la princesa Edmond de Polignat, una de las principales mecenas de principios del siglo pasado. El concierto combina la influencia insoslayable del universo sonoro de Mozart con la impresión que causó al compositor el descubrimiento del gamelán balinés en la Exposición colonial de París de 1931, presente en forma de movimiento perpetuo a lo largo de toda la obra.

Los dos solistas también tocarán las Variaciones sobre un tema de Paganini , del polaco Lutosławski , una de las páginas más célebres del repertorio para dos pianos y orquesta, que trasladan la fascinación del compositor por Capricho n. 24 de Niccolò Paganini y las posibilidades de variación virtuosa.

La OBC hará sonar las Variaciones concertantes , donde Alberto Ginastera elabora, en doce partes consecutivas, un fresco sonoro sobre el imaginario folclórico argentino, haciendo abstracción de sus rasgos más característicos. La idea de metamorfosis permanente es el motor de elaboración compositiva de la obra, en un proceso de generación constante a partir de la transformación de materiales preexistentes.

Cerrará la propuesta la interpretación del obertura de Las criaturas de Prometeo , una de las primeras músicas incidentales de Beethoven. Concebida para encabezar el ballet homónimo de Salvatore Viganò, ha pasado a integrarse en el repertorio orquestal como parte del conjunto de oberturas célebres del autor. Hay que decir que la música de este ballet, a pesar de su éxito, fue criticada en su tiempo como “fragmentada y extremadamente compleja”, anticipando en buena parte los calificativos que acompañaron a Beethoven a lo largo de su carrera.