DIETRICH BUXTEHUDE
(1637-1707)

Membra Jesu nostri, BuxWV 75

I. Ad pedes

1. Sonata
2. Concierto (coro): Ecce super montes
3. Aria (soprano I): Salve mundi saludare
4. Aria (soprano II): Clavos pedum, plagas duras
5. Aria (bajo): Dulcis Jesu, pie deus
6. Concierto (da capo): Ecce super montes

II. Ad genua

1. Sonata in tremulo
2. Concierto (coro): Ad ubera portabimini
3. Aria (tenor): Salve Jesu, rex sanctorum
4. Aria (alto): Quid sum tibi responsurus
5. Aria (soprano I, soprano II, bajo): Ud te quaeram mente pura
6. Concierto (da capo): Ad ubera portabimini

III. Ad manus

1. Sonata
2. Concierto (coro): Quid sunt plagae istae
3. Aria (soprano I): Salve Jesu, pastor bone
4. Aria (soprano II): Manus sanctae, vos amplector
5. Aria (alto, tenor, bajo): In cruore tuo lotum
6. Concierto (da capo): Quid sunt plagae istae

IV. Ad latus

1. Sonata
2. Concierto (coro): Surge, amica mea
3. Aria (soprano I): Salve latus salvatoris
4. Aria (alto, tenor, bajo): Ecce tibi appropinquo
5. Aria (soprano II): Hora mortis meus flatus
6. Concierto (da capo): Surge amica mea

V. Ad pectus

1. Sonata
2. Concierto a 3 voces (alto, tenor, bajo): Sicut modo geniti infantes rationabiles
3. Aria (alto): Salve, salus mea, deus
4. Aria (tenor): Pectus mihi confer mundum
5. Aria (bajo): Ave, verum templum dei
6. Concierto a 3 voces (da capo): Sicut modo geniti

VI. Ad cor

1. Sonata
2. Concierto a 3 voces (soprano I, soprano II, bajo): Vulnerasti cor meum
3. Aria (soprano I): Summi regis cor, aveto
4. Aria (soprano II): Per medullam cordis mei
5. Aria (bajo): Viva cordis voce clamo
6. Concierto a 3 voces (soprano I, soprano II, bajo): Vulnerasti cor meum

VII. Ad faciem

1. Sonata
2. Concierto (coro): Illustra faciem tuam super servum tuum
3. Aria (alto, tenor, bajo): Salve, caput cruentatum
4. Aria (alto): Dum me mori est necesse
5. Aria (coro): Cum me jubes emigrare
6. Concierto (coro): Amen

 

La duración aproximada del concierto será de 70 minutos

JOVE CAPELLA REIAL DE CATALUNYA
LLUÍS VILAMAJÓ, DIRECCIÓN

 

Irene Mas, soprano / Eulàlia Fantova, mezzosoprano / Mariona Llobera, contralto / Ferran Mitjans, tenor / Guglielmo Buonsanti, bajo

Ignacio Ramal, primer violín / Ángela Moro, segundo violín / Marco de la Linde, viola de gamba / Andrew Ackerman, violone / Carles Blanch, tiorba / Marc Díaz, órgano

COMENTARIO

por Xavier Pastrana

Medio millón de pasos son los que tuvo que hacer J. S. Bach para poder experimentar en persona (como habrían hecho Händel y Telemann) el arte de uno de los organistas más famosos de su tiempo. La figura de D. Buxtehude se suele dimensionar enmarcándola como la principal figura musical germánica entre H. Schütz y J. S. Bach; de hecho, entre los tres maestros se puede dibujar con claridad una línea estética que podría resumir la historia de la cantata hasta 1750. Aunque no es un compositor habitual de los auditorios de hoy en día, en su época Buxtehude fue uno de los músicos más importantes y reconocidos de los territorios de habla alemana.

Membra Jesu Nostri es un ciclo de siete cantatas escrito en el año 1680 y dedicado a Gustaf Düben, amigo y admirador de Buxtehude y también intérprete de su música en la corte de Estocolmo. De hecho, conservamos la mayor parte de la música sacra de Buxtehude gracias a la colección de Düben. En su colección encontramos copias de estas siete cantatas que, por la diferencia de grafías y papeles, permiten deducir que fueron interpretadas por separado. Sin embargo, parece muy claro que el ciclo fue concebido como obra única. Tanto es así que la unidad es, quizás, lo más destacable de esta obra. El texto de Membra Jesu Nostri se basa en dos fuentes: citas de la Biblia y el poema medieval Salve mundi salutare, que versa sobre las diversas partes del cuerpo crucificado de Jesucristo. Los textos bíblicos sirven de introducción a cada una de las estrofas del poema y, al mismo tiempo, permiten la reflexión. Así, todas las cantatas siguen prácticamente el mismo esquema: sonata-coro-estrofas (1, 2 o 3 solistas) que se alternan con puentes instrumentales y coro. Dentro de cada cantata, podemos observar relaciones temáticas entre la sonata y los coros; asimismo, encontramos a menudo un mismo bajo continuo que se repite en las estrofas y puentes. Además, la métrica y la acentuación de cada verso son idénticas y así lo refleja la música, con ritmos muy parecidos entre ellos. Desde el punto de vista tonal, las siete cantatas describen un claro viaje que parte y acaba en la tonalidad de do m, dando un sentido realmente cíclico a la totalidad de la obra.

Pero unidad no quiere decir monotonía, por lo que el viaje de las siete cantatas nos lleva a espacios diversos. Después de las dos primeras cantatas, de carácter contenido y discreto, la cantata número tres (Ad manus) significa un cambio hacia la pasión mística. La imagen de las llagas en las manos encuentra su descripción musical a manera de fuertes disonancias y motivos cromáticos descendentes. Ad latus sigue con esta expansión armónica y Ad pectus recupera la intimidad aportando novedades en la estructura formal. Ad cor nos trae el cambio más significativo con la sustitución de los violines por cinco violas de gamba, ideales para una sublime expresión de dolor físico y amoroso. Finalmente, Ad facem nos devuelve a la instrumentación inicial y supone una recopilación de recursos creativos: imitación contrapuntística, estilo concertante y una nueva ampliación de la estructura con el añadido del amén final, que da todavía más peso a la idea de una obra única que incluye las siete cantatas.

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