Cassandra Miller, Thomas Adès
Cuando Sir Simon Rattle accedió a la dirección titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín, en 2002, el programa del concierto inaugural lo constituía Asyla (1997) de Thomas Adès, junto con la Sinfonía n.º 5 de Gustav Mahler. La elección y la combinación, en este evento histórico, no fueron triviales: ambas obras discurren intensamente por un sinfín de horizontes de referencia, exploran y explotan, como un caleidoscopio, toda la potencialidad contenida en el lenguaje sinfónico de los últimos siglos.
Oscilando entre el pesimismo antropológico y la vitalidad brotada, entre la extrañeza y la familiaridad, la música de Thomas Adès es insoslayable en la configuración del canon del siglo XXI. Su heterodoxia se enraíza en la huella ecléctica de autores como Benjamin Britten o Hector Berlioz, y entiende la escritura como una iluminación de recorridos a través de estructuras traspuestas. La mirada surrealista es ubicua en su música: una constante acción de aproximarse y distanciarse desde la escucha, un juego entre polaridades que se atraen y repelen al mismo tiempo, espejos que se superponen y proliferan. «Pensad en las miles de combinaciones que hemos formado, como los peones en un tablero de ajedrez», esta frase extraída de su ópera The Exterminating Angel (2016) sintetiza, como un aforismo vaticinador, el manifiesto estético del compositor.
Con el eje común de la relectura y la reflexión sobre las condiciones de posibilidad de la creación, la programación de Arcadiana (1994), Three Studies from Couperin (2006) y In Seven Days (2008) en L’Auditori garantiza un itinerario completo por tres obras esenciales en su producción, que cerrará en otoño de 2021 con el estreno de Humouresques para violín y orquesta y con la dirección del autor, encargo de L’Auditori conjuntamente con la Finnish Radio Symphony Orchestra , la Danish National Symphony Orchestra y la Göteborgs Symfoniker.
La música de la compositora canadiense Cassandra Miller soslaya deliberadamente la idea de creación desde la nada. Toda su producción es un ensayo constante de proyecciones sonoras de ecos y sombras de fragmentos y trazas, una elaboración temporal de found footages. Los materiales de partida son de toda índole: fragmentos de grabaciones, anotaciones manuscritas, trocitos de partituras. El trabajo de composición consiste en diluir la alusión hasta hacerla imperceptible, hasta extinguir los vestigios de su aura. Es entonces cuando se atisba un nuevo umbral de escucha y de proximidad.
Cassandra Miller difumina y descuartiza el punto de partida con un trabajo minucioso de loops recortados e hilvanados en capas translúcidas. Con un proceso de elaboración minimalista próximo al montaje cinematográfico, la disolución de las citas y de sus contextos de recepción permite proyectar –como en la vanitas– una lectura trascendente sobre lo efímero que se desvanece, desaparece y se evapora. La música de Miller es un gran lienzo del tiempo en el que la explosión de las coordenadas espaciales y temporales hace posible amplificar los matices, descubrir la anatomía de la nostalgia desde la pervivencia de las sonoridades arquetípicas. Los elementos más básicos de la retórica musical clásica –la autora presenta una especial predilección por el gesto de caída o catábasis– se transforman en crudos y liberados de elaboraciones cosméticas. La visita de la compositora a L’Auditori significa una ocasión insólita para descubrir una de las voces más singulares de la actualidad.
Jordi Alomar
Compositores invitados
